Una fastuosa última jornada dio carpetazo a unos soberbios “trials” olímpicos estadounidenses, celebrados en Eugene (Oregon). El récord del mundo femenino de los 400 metros vallas resume el brillo de una competición, los Campeonatos nacionales, clasificatoria para los Juegos. Sydney McLaughlin corrió en 51.90 y se convirtió en la primera mujer en bajar de los 52 segundos. En una recta final plena de fuerza adelantó a la anterior plusmarquista (52.16), Dalilah Muhammad, que realizó 52.42.
Hija de dos velocistas, McLaughlin, de 21 años de edad (cumplirá 22 el 7 de agosto), entrenada por el celebérrimo Bob Kersee, causó un asombro universal cuando, hace cinco, contando sólo con 16 años de edad, se clasificó para los Juegos de Río, donde alcanzó las semifinales. Aún estaba en el instituto. Natural de New Brunswick, una localidad de 55.000 habitantes del estado de New Jersey, a unos 45 km. al sur de la ciudad de Nueva York, lleva coleccionando desde la misma infancia todos los récords de su edad. Cuando a los 14 años corrió los 400 vallas en 55.63 (el récord de España absoluto es 55.23), ni siquiera pudo acudir al Mundial Juvenil. Era demasiado joven…
Hablando de juventud, Erriyon Knighton tiene 17 años y estará en Tokio tras ser tercero en los 200 metros con 19.84, en una prueba de altísimo nivel con Noah Lyles en 19.74 y Kenny Bednarek en 19.78. Natural de Tampa (Florida), 1,91 y 77 kilos, con una imponente estampa estilizada, ya ha batido los récords Sub-18 y Sub-20 de Usain Bolt. ¿Qué se puede añadir?
Hace un mes, en Tampa, donde, en la Hillsborough High School era una estrella del “football”, realizó 20.11. Ya en los “trials”, 20.04 en series; 19.88 en semifinales y, dicho está, 19.84 en la final. Si el “football” perdió un soberbio “running back”, el atletismo ha ganado un velocista de ensueño. Ha quemado etapas y, desde el pasado año, es profesional, con un sustancioso contrato firmado con Adidas.
Las hazañas de McLaughlin y Knighton no oscurecieron la doble de JuVaughn Harrison, otro prodigio. Un “veterano” de 22 años cumplidos en abril. Un “tallo” de 1,95 nacido en Huntsville, en el norte de Alabama, en los Apalaches, y estudiante en la Universidad Estatal de Louisiana. Vencedor de los saltos de longitud (8,47) y altura (2,33), es el primer estadounidense desde Jim Thorpe en 1912 en participar en unos Juegos Olímpicos en ambas disciplinas, tan dispares: un salto horizontal y otro vertical.
La inmensa potencia del atletismo estadounidense se plasma esencialmente en las pruebas de velocidad. Siempre se ha dicho que para muchos atletas es más difícil clasificarse para los Juegos que ganarlos. Los 100 metros han supuesto un ejemplo plenamente representativo. Los cuatro primeros clasificados bajaron de 9.90. Trayvon Bromell realizó 9.80. Ronnie Baker, 9.85. Fred Karley, 9.86 y Kenny Bednarek (también clasificado en los 200), 9.89. El relevo 4X100, para el que también han sido retenidos Micah Williams (9.91) y Cravon Gillespie (10.00), asusta.
Bromell, líder estacional con 9.77, corrió en 9.84 en las series y en 9.90 en las semifinales. Si tenemos en cuenta que Christian Coleman está sancionado y Marvin Bracy, 9.85 este año, se lesionó en las semifinales, el elenco de rayos “made in usa” sólo admite comparación con los años dorados de Usain Bolt y sus camaradas jamaicanos.
La figura de Bracy, que no ha sido la única en estos “trials”, ilustra la crueldad de la fórmula. Se clasifican los tres primeros. Y punto. Si eres el plusmarquista mundial y tienes un mal día o un percance puntual, leve y probablemente irrepetible, estás fuera. Si has corrido antes o después de los “trials” más rápido que nadie, pero no en ellos, estás fuera. El extremo sentido estadounidense de la competitividad a ultranza no discute este sistema. La regla, buena o mala, es para todos. Y no hay más que hablar.
MUCHOS ‘CASI’ RÉCORDS
Grant Holloway paró el cronómetro en los 110 vallas en 12.96. En las semifnales, con 12.81, se quedó a una centésima del récord del mundo de Aries Merritt. Y, en los 400 vallas, Rai Benjamin realizó la segunda mejor marca de todos los tiempos: 46.83, muy cerca del primado, 46.78, que Kevin Young estableció en los Juegos de Barcelona. Y ya casi se nos han quedado viejos los 23,37 de Ryan Crouse en el lanzamiento de peso.
Aparte de Sydney McLaughlin, otras mujeres esculpieron números magníficos. Así, ShaCarri Richardson (10.86 en los 100 metros). Y Gaby Thomas (21.61 en los 200). Y Quanera Hayes (49.78 en los 400). Y, con 19 años, Athing Mu (1:56.07 en los 800). Y Katie Nageotte (4,95 en salto con pértiga)… Una vez más los “trials” en todo su esplendor.