Los gigantes del comercio chino lideran una revolución logística que ha cambiado para siempre los hábitos de consumo de la población: desde el comercio electrónico, hasta tomarse un café.
Hacer la compra en los supermercados de la cadena Hema es tan fácil y rápido como pedir una pizza. Basta con elegir qué se desea comprar en la app para móvil que ha diseñado la empresa y, en un máximo de media hora, el pedido se prepara y un mensajero lo lleva a casa. Lo mismo sucede con la comida a domicilio. Empresas de ese sector como Meituan o Ele.me se popularizaron en China mucho antes que Glovo o Deliveroo, y su volumen de negocio hace palidecer al de cualquier otra compañía del mundo.
Meituan Dianping, por ejemplo, supera los 400 millones de usuarios y los cinco millones de restaurantes afiliados, gestiona 20 millones de pedidos al día, cuenta con casi 600.000 mensajeros activos y el primer trimestre del año cerró transacciones por un valor de 75.600 millones de yuanes (9.700 millones de euros), un 38,6% más que el mismo período de 2018. Según la empresa, la rapidez de su servicio —28 minutos de media— se debe en gran medida a los avances tecnológicos que ha adoptado, y subraya uno: el sistema de inteligencia artificial que determina en 0,55 milisegundos la mejor ruta para un grupo de pedidos.
Así, no es de extrañar que calles y carreteras estén tomadas por un enjambre de camiones, furgonetas y bicicletas eléctricas dedicadas al reparto de todo tipo de productos. La locura del envío a domicilio es tal que la última moda es pedir un café desde el móvil. Abrió la veda Luckin Coffee, que busca competir con Starbucks reduciendo al mínimo el espacio de sus locales físicos y apostando por la entrega con mensajero. El año pasado vendió así 85 millones de cafés a más de 16 millones de clientes, en marzo contaba ya con 2.370 establecimientos —cuya función es casi exclusivamente hacer los cafés y distribuirlos— y pretende alcanzar los 4.500 este año. Si lo consigue, habrá superado a Starbucks, que hasta septiembre del año pasado no ofreció servicio de entrega a domicilio.
El modelo de negocio de estas empresas chinas genera muchas dudas, porque la mayoría está enzarzada en una competencia fratricida que se traslada a la cuenta de resultados con abultados números rojos. Es un hecho que ha ahuyentado a grandes multinacionales como Amazon, incapaces de abrirse camino en el campo minado que es el mercado chino. Aunque cabe la posibilidad de que se produzca una brutal consolidación como la que ha barrido a decenas de empresas del sector de las bicicletas compartidas, es evidente que esta guerra para captar clientes y el salto logístico que ha dado la segunda potencia mundial han cambiado para siempre los hábitos de consumo de la población china.
Comprar a través del móvil es ahora lo habitual. Sobre todo entre los jóvenes. Y no solo lo hacen en plataformas de comercio electrónico al estilo de Amazon, como Taobao o JD, sino en comercios de todo tipo y tamaño. Tampoco es una transformación exclusiva de las grandes ciudades, como sucede a menudo en Occidente: la red logística Cainiao, propiedad de Alibaba, llega ya a 40.000 pueblos. Así, en 2018, en China se enviaron 50.000 millones de paquetes, una cifra que se espera que crezca hasta los 71.000 millones el año que viene. Emarketer también prevé que en 2020 el comercio electrónico en China alcance un volumen de 2,5 billones de dólares, casi un billón más que la suma del resto del mundo.
Esta coyuntura tiene dos consecuencias relevantes: por un lado, un auge sin precedentes en la demanda de almacenes, que el año pasado ocuparon más de 50 millones de metros cuadrados y que se espera que en 2019 alcancen los 60 millones; por otro, una carrera tecnológica para automatizarlos y lograr así una mayor eficiencia de las operaciones. Hay espacio para la mejora, porque el costo de la logística en China es del 14,6% del PIB, casi el doble del 7,7% que supone en Estados Unidos.
Suning, la mayor cadena de comercio multicanal del gigante asiático, que a finales del mes pasado dio la campanada al hacerse con el 80% de Carrefour China por unos 615 millones de euros, es un buen ejemplo de cómo se está adaptando el sector. Nació con grandes establecimientos físicos dedicados a la venta de electrodomésticos y de aparatos electrónicos y opera ya más de 11.000, pero ha evolucionado hacia un modelo híbrido en el que las ventas online cada vez tienen más peso. Y para fomentarlas ha puesto en marcha un ambicioso proyecto de adecuación de su infraestructura logística.
Miguel Rosero, editor de la revista impresa y online Eventos En Red. Profesional de la comunicación y la tecnología.