Ana Mena, un viaje musical a Italia y una sesión de fotos futurista
Trabajar en un hotel cerrado al público es una experiencia inquietante. Más aún si es en uno tan curioso como el hotel Puerta América de Madrid, cuyo diseño de interiores, sin gente, te mete de lleno en una película futurista. Entro por el garaje, atravieso unos pasillos vacíos, subo por un ascensor de servicio, más puertas y, al fin, llego a la habitación, donde ya reunido el equipo esperamos a Ana Mena (Estepona, Málaga, 1997). “¿Alguien tiene un cargador de iPhone?”, dice nada más llegar. “Llevo dos días sin batería”, suelta sin una preocupación evidente. “¿Y no has entrado en pánico?”, le pregunto. “La verdad es que no, aunque ahora me da miedo encenderlo”, responde, con un marcadísimo acento malagueño.
Ana Mena está a tope. No deja de dar entrevistas en todos los medios, incluida una en El hormiguero que se hizo viral por un incidente tan sumamente absurdo que solo se puede reír de él, como demuestra en el vídeo superior. Su último hit, A un paso de la luna, versión española de la canción en italiano del mismo título que ha creado junto a Rocco Hunt, nos ha mantenido el subidón que ya llevábamos con Se iluminaba, su éxito anterior con Fred de Palma, que es, a su vez, la versión en español de Una volta ancora, el pelotazo que lo reventó en Italia el año pasado.
¿Cada éxito añade un poco de presión al siguiente trabajo?
Lo fácil sería decirte que no, que siempre intento hacer lo que me gusta… y es cierto, ¿eh? No es mentira. Pero presión siempre hay, aunque me la pongo yo, no hace falta que me la ponga nadie. Quieres que lo que haces le siga gustando a la gente, pero es complicado. Yo me presiono más que nadie, aunque siempre desde el lado positivo.
¿Eres de las que cuando terminan de grabar un tema nuevo piensan: “Esto va a ser un bombazo”?
[La maquilladora asiente] Mira, ya te ha contestado ella [risas]. Siempre llego al atelier, que es donde ella me maquilla y me arregla para eventos, y le digo: “¡Tengo un pelotazo, te lo voy a enseñar!”. Yo me motivo sola y quiero que los demás me den su feedback sincero. Por eso casi siempre se lo enseño a mi gente de confianza: a mi mánager, que obviamente lo escucha el primero; a mis padres…
¿A tus padres?
Sí, sí. Mi padre tiene muy buen oído popular. Dice que cuando sueña con una canción y se levantan cantándola es que es un palo, y eso me lo dijo con Se iluminaba, y también ha acertado con A un paso de la luna, así que me fío mucho de su criterio. Tiene 53 años y las canciones que le gustan a mi padre les gustan a la gente de su edad y más jóvenes.
Ana Mena es muy joven, pero no una recién llegada. Lleva trabajando desde los 8 años y si repasamos su carrera encontramos, a bote pronto, lo siguiente: vencedora en dos concursos musicales infantiles; protagonista de la miniserie Marisol, la película (2009) y otras producciones para televisión (Vive cantando, 2013); ha trabajado con Almodóvar (La piel que habito, 2011); ha ejercido de presentadora en el Festival de Málaga y ha cantado o actuado en los Goya y los Premios Forqué; tiene varias nominaciones y premios musicales, un álbum lanzado en 2018, Index, y sus videoclips acumulan varios millones de visualizaciones en YouTube.
¿Te queda algo por hacer?
¡Infinitas cosas! Soy muy joven y ambiciosa, estoy todo el día maquinando a ver qué puedo hacer. Aunque ahora mismo mi deseo más próximo es poder hacer conciertos pronto, que la situación mejore para que podamos volver a los escenarios.
¿Cómo acaba una chica como tú en un país como Italia?
Cuando empezamos a valorar salir fuera, lo primero que se piensa casi siempre es en Latinoamérica, pero me parecía que estábamos dejando de lado a la nueva generación europea, que para mí era muy interesante. E Italia siempre me ha parecido un país muy atractivo: por el idioma, por la filosofía de vida que tienen… Allí me siento como en mi casa. Además, mi padre desde pequeña me ha puesto mucha música en italiano y siempre me he sentido muy conectada a Italia. Hace tres años nos pusimos manos a la obra. Empezamos con una canción en 2018 que se llama D’estate non vale, con Fred de Palma, que empezó a crecer con el boca a boca y acabó siendo número 1 en Italia. Fue una locura.
¿Por qué has tenido un éxito tan rotundo allí y aquí todavía no has llegado a ese nivel?
No es que aquí haya sido menos, es que lo de allí ha sido extraordinario. Lo lógico es que haya un proceso, una evolución… en Italia fue llegar y ¡boom! Aquí ha crecido de una forma más natural. Las cosas cuestan trabajo.
¿El éxito de un cantante se mide ahora por los millones de visualizaciones en YouTube?
Tristemente estamos en un mundo que se mueve por números. Pero el éxito son muchas cosas, al margen de premios, visualizaciones y demás. Es poder dedicarme a lo que me gusta, venir hoy aquí, hablar contigo, con Esquire, y contarte mis cosas. Para mí es eso el éxito.
Editor de la Revista Eventos En Red impresa y digital, con más de 15 años en circulación, nos caracteriza la multiculturalidad.