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A principios de octubre estuvo operando en Bolivia, Uruguay, Paraguay y Argentina. Su agenda para diciembre incluye cirugías en Japón, Alemania, Bélgica, Kuwait, Italia o Túnez. Y en los últimos días de octubre atiende la llamada de ABC desde el Yunnan Cancer Hospital, en la ciudad de Kunming, en el suroeste de China. «Ahora puedo», avisa por Whatsapp. Son las ocho de la tarde allí y un colega local aguarda a que termine esta conversación para acompañarle a cenar tras una larguísima jornada de quirófano. Mañana esperan cinco cirugías más. «Son también casos muy complejos, tengo que dormir temprano», avisa.
Diego González Rivas (La Coruña, 1974) vive a caballo entre el avión y los quirófanos de todo el mundo. Ha operado en 101 países y cada año completa unas 800 cirugías mayores. En Estados Unidos ningún cirujano aborda más de 400 anuales; en España, no serían más de 200, pero la suya, advierte, no es la marca más alta. «Hay tres o cuatro chinos que operan más que yo: uno con el que muchas veces opero los domingos hace unas 1.200 él solo», expone en un tono desenfadado que desarma cualquier cliché sobre un reputado cirujano.
Sí, Diego González Rivas opera los domingos. Y su técnica causa furor en China, un país especialmente golpeado por el cáncer de pulmón por los altos niveles de polución y la elevada prevalencia del tabaquismo. En el gigante asiático pasa el cirujano coruñés unos seis meses al año. En cada visita invierte una semana en Kunming y dos en el Shanghai Pulmonary Hospital, donde dirige el mayor programa de entrenamiento quirúrgico en la historia: más de 600 cirujanos de más de setenta países se han formado en los últimos seis años a su lado y en este 2018 superarán las 15.000 cirugías mayores. Los fines de semana viaja al norte, para seguir operando en otros hospitales del país.
Todo empezó en 2010, cuando un joven cirujano que entonces contaba 35 años completó en su ciudad natal la primera resección de un tumor de pulmón por cirugía toracoscópica videoasistida (VATS) uniportal. Era la primera vez que la intervención se realizaba con una única incisión, lo que se traducía en menos dolor para el paciente y un restablecimiento más rápido. La Uniportal VATS era el resultado de grandes dosis de obstinación y persistencia, que llevaron a este cirujano formado en la Universidad de Santiago a seguir a los mejores para aprender de ellos aquellas técnicas menos invasivas que buscaban suavizar una cirugía, la torácica, forzada a salvar la barrera de las costillas para acceder a los órganos internos del paciente. Un dolor inaceptable para alguien que, como él mismo ha contado para el libro «Imposible es nada», soñaba con ser cómico para quitar las penas a los demás y pasaba horas en su habitación grabando chistes en un radiocasete —«aún guardo alguna cinta, y si las escuchas lloras de risa», dice—. Viajó a Los Angeles para aprender de Mckenna la técnica de tres incisiones y las redujo a dos de la mano de D’Amico en Carolina del Norte. Después, inició su revolución al probar que podía trabajar utilizando sólo una.
No se guardó su técnica sino que salió a contársela al mundo. «Los grandes cirujanos de antes no mostraban sus cartas, había ese miedo a que alguien aprendiese demasiado… Yo opté por lo contrario, y creo que acerté. Si me hubiera quedado en La Coruña yo sería excepcional pero la técnica moriría conmigo y no tendría valor en la historia de la cirugía», dice, curtido en operaciones en vivo y con más de 2.800 colegas suscritos a su canal de YouTube.
La Uniportal VATS se realiza hoy en más de cien países y centra la atención de cirujanos de todo el mundo interesados en aprender de su fundador. «Genio español de la medicina capacitará a los bolivianos» es uno de los titulares con los que la prensa local narró en septiembre la impartición de una masterclass de González Rivas. ¿Es mayor el reconocimiento fuera de España que en el país propio? «No», responde. «Yo me considero reconocido en España. Pienso que cualquier cirujano torácico va a reconocer el impacto que está teniendo la Uniportal VATS; ninguna técnica en la historia de la cirugía ha tenido una expansión tan bestial en sólo ocho años. Y eso es porque yo he hipotecado mi vida viajando por el mundo enseñándola. Mi vida está dedicada completamente a esto», dice.
«Sé dónde me meto»
Apenas pisa España, está en excedencia en su plaza en el Hospital de La Coruña y cuando viaja a casa atiende casos remitidos desde todo el globo a su Unidad de Cirugía Torácica Mínimamente Invasiva en los hospitales Quirón, San Rafael y HM Modelo. «Ahora voy porque viene un paciente de Jordania muy complicado. Me llamó el cirujano de allí para decirme que no se atrevían, me lo comentaron y lo vamos a intentar», dice. «Me gustan los desafíos, sí, pero piensa que haciendo 800 cirugías al año tengo una experiencia que me da seguridad. Sé donde me meto, y me meto en cirugías que puedo resolver», expone.
Pasa de puntillas con un «están acostumbrados» a la pregunta sobre la aceptación de su particular apostolado en la familia y responde con el calendario inmediato cuando se le plantea cuánto tiempo está dispuesto a mantener el ritmo: «De momento ya tengo 2019 lleno. Tengo Australia, Nueva Zelanda, Vietnam, Kosovo, Albania, Ghana, EEUU… No tengo ni un solo día libre». Lejos de decaer, ultima con Intuitive Surgical su próxima revolución: el robot uniportal subxifoideo, capaz de penetrar a través de una única incisión de 2,5 cm y desplegar una vez dentro cuatro brazos robóticos a disposición del cirujano que actúa en el control. «Ya hemos hecho todas las cirugías en cadáver y estamos pendientes del papeleo para hacer los primeros casos del mundo en Hong Kong, va a ser una revolución», advierte.
Miguel Rosero, editor de la revista impresa y online Eventos En Red. Profesional de la comunicación y la tecnología.