“Odio tener un plan B. Y es importante entender que rendimos mejor si no tenemos una red de seguridad en cualquier ámbito de la vida. A la gente le gusta tener un plan B porque tiene miedo a fracasar”, explicó Arnold Schwarzenegger en una charla TED. A sus 72 años acaba de terminar su último trabajo como actor en su saga más emblemática: Terminator Destino Oscuro.
Pero antes de saltar a la fama como actor y consagrarse Mr. Universo en el campeonato anual de culturismo, el austríaco ya destacó por sus dotes en los negocios. Llegó a Estados Unidos en 1968 en busca de su codiciado sueño de ser campeón en fisioculturismo. Pero las cosas no salieron bien, por lo que tuvo que empezar un negocio de albañilería junto a su amigo italiano Franco Columbo, también culturista.
De nuevo, el negocio tampoco empezó con buen pie y eso que Columbo tenía cierta experiencia en el sector de la construcción, ya que había trabajado de ello en Italia y Alemania. Bajaron los precios de sus trabajos y redujeron costes, pero aun así, la empresa seguía sin ser fructífera.
Así que decidieron cambiar de estrategia, esta vez centrada en el marketing: cambiaron su forma de promocionarse, y empezaron a presentarse a los clientes como “Albañiles Europeos Especializados”. En aquel momento todo lo que llevase la etiqueta europea estaba muy de moda en Estados Unidos. Esto fue la varita mágica que hizo repuntar el negocio y convertirlo en un éxito.
Arnold, Franco y otros amigos culturistas trabajaron en este negocio durante dos años, donde no pararon de arreglar chimeneas, muros y patios. La buena marcha de la compañía les permitió subir los precios, alcanzando unas ganancias de un millón de dólares, una suma importante de dinero para la época.
Con estas ganancias, Schwarzenegger invirtió su dinero en merchandising y productos informativos relativos al culturismo, su pasión por la que había cruzado el Atlántico para hacer carrera en Estados Unidos. Compró propiedades y máquinas de entrenamiento para dedicarse plenamente a la profesión de culturista.
“La primera regla del éxito es tener un sueño. Si no tienes un propósito o un objetivo acabarás vagando y yendo hacia ninguna parte”, revela Schwarzenegger, un hombre que ha conseguido cualquier meta que se ha propuesto, desde triunfar en Hollywood hasta ser gobernador del Estado de California.
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