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Cammie Alkire, madre de cuantro niños, había ido a comer a un restaurante, cuando volteó y vio una imagen que decidió capturar y compartir.
Un oficial de policía, orando para bendecir sus alimentos
“Me hizo sentir agradecida por los hombres y mujeres que sirven para protegernos”, dijo Alkire. “Estos oficiales y sus familias necesitan nuestras oraciones todos los días. Le doy gracias a este oficial que realmente tocó mi corazón”.
La imagen vale más que mil palabras.
Nunca debemos olvidar que tener alimentos cada día, es un milagro
Vivimos en diferentes lugares del mundo. Algunos podemos acceder a agua potable y alimentos sin demasiado esfuerzo. Para muchos participar de un almuerzo o una cena carece de importancia, ya que es parte diaria de la vida. Sin embargo, y sin irnos al otro extremo del hemisferio, hay muchas personas que no pueden decir lo mismo.
Ser agradecidos por lo que tenemos cada día debería ser una práctica y enseñanza en nuestra familia y sobre todo con nuestros hijos.
Hay al menos tres razones por las que debemos agradecer a Dios a diario por nuestros alimentos
Mi abuela decía que si la comida estaba rica, una vez que se escuchara el “amen” sólo reinaría el silencio. Y así era.
El alboroto antes de comer, el sonido de los platos, los cubiertos, los vasos, el aroma de la comida, y el apuro por sentarse a disfrutar de los alimentos, es interrumpido por las palabras ofrecidas por uno de los comensales para recordar que somos dichosos por tener un Dios que nos ha bendecido con alimentos, vida y salud por un día más.
La pausa se produce, recordamos que somos una familia, una unidad y la gratitud nos une. Toma un par de minutos para que la magia de saber que estamos juntos, se produzca.
Oramos para celebrar a un Dios generoso; oramos para recordar quien nos bendice; oramos para redirigir nuestros corazones.
Sea cual sea tu fe, has que la fe sea parte de tu familia
La foto del oficial nos recuerda que todos necesitamos de esa fe para seguir hacia delante.
Un estudio que incluyó a 476 participantes de 198 familias religiosas, cristianas, judías y musulmanas, que vivían en 17 estados diferentes de todo el país que incluyó preguntas como:
“¿Qué prácticas de fe tienen un significado especial para ustedes como familia?”;
“¿Cómo compartes tu fe con tus hijos?”;
“¿Cómo supera tu familia las tensiones y los problemas?”.
Sorprendentemente para muchos, la respuesta del 96% de las familias participantes, incluyeron la oracióncomo la “práctica especial que los unía como familias”.
Yameen, un padre musulmán citado en el estudio dijo: “Oramos [como] familia”. Especialmente después de la oración … toda la casa se tranquiliza. No hay televisión, no hay internet … hay pureza de comunicación allí, y proviene directamente del corazón. Ya sabes, simplemente no puedes conseguirlo de otra manera y especialmente cerca de los niños “.
La oración, es sin duda, una manera de comunicarse con Dios, pero también con lo más profundo de cada uno. Es una forma de desacelerar el día y enfocarse en lo que realmente importa. Es una forma de crear lazos indestructibles en familia.
Y tú, ¿te animas a hacer de la oración diaria una actividad familiar?
Miguel Rosero, editor de la revista impresa y online Eventos En Red. Profesional de la comunicación y la tecnología.