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La mayoría de personas dependen de café, té o coca colas para mantenerse alerta o espabilar a primera hora. Aunque ahora parece que esa infusión tiene muchos beneficios, depender de una megadosis de cafeína no es siempre la mejor opción. Pero hay muchas formas respaldadas por la ciencia para conseguir mantenerse despierto usando solo la mente, el cuerpo y el entorno.
Obvio, ¿No? Aunque parezca una tontería, siempre que no sea muy largo o cerca de la hora de dormir, un descanso de 15-25 minutos recarga la batería de forma más fiable que cualquier sustancia. Más tiempo nos lleva al aturdimiento posterior, debido a que se activa la «inercia del sueño», por eso cuando nos pasamos nos levantamos con la sensación de estar peor de lo que estábamos pero, si tienes tiempo para volver a espabilarte, el sueñecito merece también la pena.
Una siesta por la tarde es mejor que usar cafeína para superar el bajón de mediodía. Además, mejora la atención, e incluso el funcionamiento de la memoria.
Beber agua.
La deshidratación también es una causa de la fatiga porque, como sabemos, hasta el 60% del cuerpo humano es agua. Además de lubricar las articulaciones y eliminar desechos del cuerpo, el torrente sanguíneo utiliza el agua para transportar nutrientes fundamentales como el oxígeno y los carbohidratos que comemos a varias partes del cuerpo, incluido el cerebro.
Una pequeña pérdida de agua en el cuerpo se asocia con cansancio y confusión, por lo que a veces, el sentimiento de cansancio se puede prevenir manteniendo el cuerpo hidratado de forma constante. El café no es diurético, pero no contribuye a la hidratación precisamente.
Masticar chicle.
Mantener la boca ocupada mantiene la mente alerta también. La goma de mascar puede reducir la somnolencia diurna, porque el movimiento aumentaría la circulación y activa ciertas regiones del cerebro, mejorando la capacidad de concentrarse e incluso aumentar la comprensión lectora. Además, es una actividad refleja que activa la mente para hacer algo, sosteniendo la atención.
Salir a la calle.
La exposición a la luz azul (un tipo de luz visible que proviene de fuentes naturales como el sol y fuentes artificiales como televisores, portátiles, etc.) durante el día mejora inmediatamente el estado de alerta y el rendimiento.
Esto ocurre porque la luz solar es ideal para activar el hipotálamo, la parte del cerebro que controla nuestros ritmos circadianos. Esos son los que regulan el sueño y la vigilia, estableciendo un horario normal para nuestros cuerpos y mentes. Además, algo de ejercicio, como un paseo durante los niveles máximos de somnolencia, alivia la fatiga subjetiva y libera endorfinas que ayudan a mantener el estado despierto.
Apartar la vista de la pantalla.
Cuando se mira a un punto fijo durante mucho tiempo, como por ejemplo, la pantalla del ordenador, se pueden dañar los ojos y hacer que haya un esfuerzo por mantenerlos abiertos. Irritación, sequedad ocular, fatiga, visión borrosa o doble, dolor de cabeza y cuello… Todo se traduce en una facilidad para perder atención o incluso sueño.
Reducir el brillo en la pantalla, parpadear con frecuencia, corregir la postura y mirar a un objeto más lejano cada 20 minutos ayuda.
Comida sana.
No comer lo necesario hace que haya un nivel bajo de azúcar en la sangre, lo que baja la actividad y nos deja en un estado casi letárgico. Por otra parte, las comilonas llenas de excesos y grasa pueden tener también el mismo efecto de pesadez por la necesidad de digerir todo.
Comer frugalmente, como por ejemplo, un desayuno con alto contenido de fibra, proporciona un mayor estado de alerta, y las proteínas de alta calidad, como las que se encuentran en los huevos se digieren de maravilla. También son muy efectivas las tostadas de aguacate, apio, zanahorias y hummus. Las espinacas y lentejas son excelentes fuentes de hierro, y la deficiencia de hierro es a menudo una fuente de fatiga.
Respirar profundamente.
Otra cosa que parece obvia. La respiración transfiere más oxígeno a varias partes del cuerpo, lo que puede aumentar los niveles de energía y ayudarlo a relajarse. La respiración profunda también disminuye el estrés y la ansiedad, lo que a su vez ayuda a fortalecer el sistema inmunológico, manteniéndolo sano, fuerte… y despierto.
Escuchar música.
Al escuchar música que nos gusta,liberamos múltiples sustancias químicas que hacen sentir bien al cerebro y que pueden impulsarnos. La dopamina, involucrada en el placer se activa con la música al igual que otros químicos del “buen rollo”, como la serotonina y la oxitocina. El impacto acústico, además es un remedio de por sí contra la somnolencia.
Editor de la Revista Eventos En Red impresa y digital, con más de 15 años en circulación, nos caracteriza la multiculturalidad.