Y entre tanta duda existencial hay un gran clásico: los huevos. Todos los guardamos en la nevera (¿verdad?) pero de vez en cuando surge la pregunta del millón: ¿y por qué si en el supermercado los tienen a temperatura ambiente?
Buena pregunta, aunque hace poco descubrimos un dato curioso: resulta que en Estados Unidos no ocurre así y los huevos están en la sección de productos refrigerados.
Algo que, claro, allí plantean al revés y sin acabar de entender bien el asunto: ¿sabías que los no americanos -ejem- no refrigeran los huevos?, se preguntan sorprendidísimos hace unas semanas ante el hallazgo.
Dejando al lado las rarezas de Estados Unidos, volvamos a la aparente paradoja de los huevos que pasan de estar perfectamente sin nevera a necesitarla en casa. En realidad no es así.
Efectivamente, los huevos no necesitan frío, pero sí una temperatura constante que evite la condensación en su cáscara. Dada su porosidad, este efecto podría ocasionar que las bacterias externas penetrasen en el interior con el consiguiente riesgo de intoxicación alimentaria, por explicarlo de forma muy sencilla.
Es decir, si los huevos se vendieran refrigerados en el supermercado, de camino a casa la variación de temperatura supone un potencial peligro, lo mismo que dejarlos fuera.
De ahí que para mantener una temperatura constante lo mejor sea tenerlos en la nevera y sacarlos justo antes de consumir. Es decir, tampoco vale tenerlos en la encímera dos horas antes de ponernos con la tortilla.
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Miguel Rosero, editor de la revista impresa y online Eventos En Red. Profesional de la comunicación y la tecnología.