Durante años, la regla estándar establece que para quemar una libra (453 gramos) hay que consumir menos calorías de las que se queman (3.500 para ser exactos). Sin embargo, estudios más recientes están dejando claro que el tema de perder peso es más complejo y no puede basarse en reglas de este tipo. Algunos de ellos se refieren directamente al consumo de azúcar y sustitutivos de esta.
Existe la tendencia generalizada de que el consumo de edulcorantes sustitutivos del azúcar para cuidar la figura (o no consumir tantas calorías) es algo que funciona eficazmente, pero una investigación realizada por la Universidad de Yale ha dejado claro que esta tendencia puede estar haciendo un flaco favor a la salud.
El estudio de la Universidad de Yale concluye que cuando el sabor de los alimentos es dulce y las calorías no se alinean estamos engañando al metabolismo. Con los edulcorantes artificiales o bajos en calorías nuestro metabolismo espera de esos alimentos cierta cantidad de energía que no llega. Entonces, la señal del valor nutricional que comunica al cerebro se ve interrumpida. En otras palabras, se produce un ‘maquillaje’ nutricional sobre la energía que consumimos que interrumpe la respuesta metabólica, así como la comunicación al cerebro.
Cuando el sabor dulce coincide con calorías, las calorías se metabolizan, satisfaciendo así el área del cerebro asociado con la recompensa. Pero cuando el cuerpo está esperando para obtener una oleada de calorías porque ‘engañado’ por el sabor azucarado, el cerebro se ‘decepciona’ y no registra las calorías consumidas y esto puede provocar una mayor respuesta metabólica ya que no se activa la señal de recompensa en el cuerpo. Es decir, los refrescos bajos en calorías pueden desencadenar una mayor respuesta metabólica que las bebidas que contienen altas dosis de azúcar, según explica Dana Small, profesora de psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale.
Los expertos de Yale recomiendan optar más por el consumo de frutas que por el de sustitutivos de azúcar si queremos reducir el consumo de este producto. En los últimos años, el consumo de sacarina (con mucha leyenda negra detrás) ha sido sustituido por otros productos como la stevia y el aspartamo, pero aún así, los expertos aseguran que no deben tomarse como la solución ideal al fin del azúcar en una dieta.
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