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De acuerdo a la iglesia Católica, en esta fecha se venera a todos los consagrados a Diosque no tienen una fiesta propia en el calendario y es antesala al Día de los Muertos.
En los países de tradición católica, como el Perú, el 1 de noviembre se celebra el Día de Todos los Santos, una tradición instituida justamente en honor a todos los santos de la Iglesia, conocidos y desconocidos, según el papa Urbano IV, para compensar cualquier falta a las fiestas de estos consagrados a Dios por parte de los fieles durante el año.
La historia de esta fecha se remonta al papa Gregorio III (731-741) quien consagró una capilla en la Basílica de San Pedro a todos los Santos y arregló el aniversario para el 1 de noviembre. Más adelante, a mediados del siglo IX, Gregorio IV extendió la celebración a toda la Iglesia.
En esta fecha, se venera a todos los santos que no tienen una fiesta propia en el calendario litúrgico y por tradición es un día festivo, no laborable y de precepto para los católicos, es decir deberán participar de la Santa Misa. En muchas regiones de nuestro país, esta fecha religiosa es la antesala al Día de los Fieles Difuntos, popularmente conocido como Día de los Muertos, que se conmemora el 2 de noviembre.
Por ello, es costumbre la visita masiva a los camposantos para «coronar» con arreglos florales las tumbas de los seres queridos y por la noche, algunas personas mantienen como tradición las velaciones, que consisten en permanecer en vigilia de oración a la luz de las velas hasta el amanecer o quizás por unas horas para rogar por la salvación del alma de un familiar o amigo.
Cabe indicar que en la Iglesia Ortodoxa se conmemora el primer domingo después dePentecostés, al igual que las Iglesias Anglicana y Luterana.
Los dulces, los productos estrellas del 1 de noviembre
Una de las costumbres más tradicionales durante el Día de Todos los Santos es comer dulces. Son muchos los productos típicos con los que celebrar esta jornada, una gran variedad de postres con la que endulzar un día que, muchos consideran, triste.
Buñuelos de viento
Es el dulce por excelencia de este día. Consiste en una simple masa frita que puede estar rellena de crema, nata, chocolate, café o chantillí –crema de leche fresca muy utilizada en la repostería-. Cuenta la leyenda que cuando te comes un buñuelo de viento, un alma se salva del Purgatorio.
Huesos de Santo
Fabricados con masa de mazapán. Aunque por su nombre cualquiera lo diría, no tienen forma de hueso, sino que tienen forma de tubo de un dedo de grosor. Se les denomina así por su particular color una vez han sido cocinados: un color beige que se asemeja al de los huesos. Sus rellenos son tan variados como gustos hay, aunque los más típicos son los de chocolate o coco, aunque en los últimos años se pueden degustar rellenos de mermelada o plátano.
Panellets
Este dulce es típico de Cataluña, Aragón, Comunidad Valenciana e Islas Baleares. Una masa dulce hecha con azúcar, almendra cruda molida, huevo y ralladura de limón, que se cubre con clara de huevos y una capa de piñones. Existe una gran variedad de panellets, y pueden ser de coco, café, chocolate…
En otras zonas de España como Galicia, Asturias, Cantabria, Aragón, algunas provincias de Castilla y León y en la comarca extremeña de Las Hurdes se celebra –entre el Día de Todos los Santos y San Martin, el día 11 de noviembre- el magosto o castañada.
Una fiesta en la que la familia y amigos se reúnen para comer en el campo un producto que nunca debe faltar: las castañas. El origen de esta peculiar celebración es para recuperar la importancia de este fruto seco después de la generalización y popularización del maíz y las patatas.
Miguel Rosero, editor de la revista impresa y online Eventos En Red. Profesional de la comunicación y la tecnología.