Una despedida adecuada al líder es vital para dar buena imagen de marca al resto de compañeros.
En sus 16 años en el Real Madrid, Sergio Ramos ha ganado un total de 22 títulos, ha sido elegido 11 veces en el mejor once del año de FIFA y dos veces como mejor defensa de la Champions. En los 671 partidos que ha disputado ha marcado 101 goles y ha repartido 40 asistencias. Los datos se quedan, pero él no. Las negociaciones para renovar su contrato no han llegado a buen puerto y el próximo 30 de junio el jugador de Camas (Sevilla) dejará el club que capitaneaba desde 2015.
El Real Madrid le ofrecía una temporada más, con rebaja salarial incluida, debido a su filosofía de no prolongar el contrato a jugadores con una cierta edad (35 años, en su caso), pero Ramos quería dos. Y el presidente del club, Florentino Pérez, no hizo ninguna excepción y no hubo acuerdo con el defensa, que finalmente no se retirará de blanco, como él quería: “Me hubiera gustado despedirme en nuestro estadio, en el Santiago Bernabéu. No ha sido así”, sostenía este jueves, mientras intentaba contener las lágrimas durante el acto de despedida, donde ha estado acompañado de toda su familia.
Este tira y afloja entre las estrellas y su equipo no se da solo en el terreno futbolístico, sino que también se refleja en el mundo empresarial. Para el profesor colaborador de Deusto Business School y experto en liderazgo, Jon Segovia, en las negociaciones hay que ser “duro con el problema y blando con las personas, dado que el problema es que un talento que tienes va perdiendo capacidad y hay un fin de su vida útil. Tiene que haber un reconocimiento por ambas partes de que esa valía es inferior a la que era unos años atrás”, asegura.
Esto, según el director de la consultoría de selección de personal Hays Response, Salvador Sicart, tiene un nombre: principio de Peter. “Consiste en que cualquier persona en una empresa evoluciona, pero cuando más arriba llega, si se queda durante mucho tiempo, entra en la fase donde menos rendimiento da”, explica. El problema, comenta, es que mientras que la mayoría de empresas tiene un plan de bienvenida para las nuevas incorporaciones, ninguna cuenta con uno de retirada. “Las empresas deberían invertir más en ello porque el impacto que tiene que alguien con unos años de experiencia y un cierto estatus salga tiene un impacto no solo para el empresario y el empleado, sino para el resto de compañeros”, advierte Sicart.
La directora del Work of the Future Centre de EAE Business School, Pilar Llácer, coincide en que mantener una buena relación y posibilitar una buena salida es fundamental por ambas partes para transmitir una imagen adecuada desde el punto de vista de la ética profesional al exterior: “Estos perfiles son un ejemplo para muchas personas. Que todo se cierre bien, en buen acuerdo, da un ejemplo de buena práctica, de cómo solucionan los problemas en la compañía”.
El caso de Ramos no es el único. El verano pasado, el burofax enviado por Lionel Messi para romper su contrato con el Barcelona dio un vuelco a su relación con el club en el que todavía permanece. Sicart achaca este tipo de tiranteces a la falta de comunicación. “Hay que sentarse y poner las cosas sobre la mesa, acordar planes de acción, no suponer que cada uno sabrá gestionar eso por su cuenta porque luego no tiene retorno”, reconoce Llácer.
Segovia insiste en que “tanto cuando contratas a una persona, como cuando la despides, tienes que cuidar mucho el mensaje emocional”. El profesor destaca cinco etapas en la gestión del talento: identificarlo, atraerlo, comprometerlo, desarrollarlo y desvincularlo. Es esta última en la que se encuentra el Real Madrid con respecto a Ramos y la que, según Segovia, “hay que hacer con cariño porque el resto está mirando”.
Ahora que el capitán ha dejado el barco, se desconoce cuál será su próximo papel. “Este tipo de jugadores, igual que las personas que tienen mucha experiencia en una empresa, ya tiene muy trabajado su plan B”, asegura Llácer. Para Sicart, lo importante, más que el dinero, será que lo valoren. “Una persona de ese nivel tiene la vida solucionada él, sus hijos y sus nietos. Lo que quiere es que venga alguien y le diga, te quiero a ti”. En su despedida, Ramos no desveló sus planes a corto plazo, pero dejó claro algo: “Más que un hasta siempre es un hasta luego, porque tarde o temprano volveré”.
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