Según la poca información que se ha publicado desde los diarios australianos, el joven de 16 años accedió varias veces durante 2017 a los servidores de Apple. No fue hasta que se realizó una redada en la casa de sus padres cuando se confirmó su implicación por las evidentes pruebas encontradas.
Según la Policía australiana, hackeó a Apple porque es un gran fan de la empresa y siempre ha soñado trabajar en Apple.
Apple alertó al FBI tras detectar dos acceso no autorizados a sus servidores. Gracias a la colaboración con la Policía Federal Australiana se realizó el arresto a finales del año pasado.
Se incautó dos ordenadores portátiles cuyos números de serie (seguramente direcciones MAC) coinciden con los que se usaron para acceder a Apple. También un disco duro y un teléfono que contenían la dirección IP desde la que se accedió a los servidores.
Como es habitual en hackers jóvenes, alardeó de su ataque con otras personas en WhatsApp, además de encontrar detalles del “hack” en una carpeta cómicamente llamada “hacky hack hack”.
Lo más impactante es que fuese capaz de acceder a servidores privados de Apple mediante métodos que todavía no se conocen, robando 90 gigabytes de información sensible de Apple. Este es uno de los pocos accesos externos potencialmente debastadores conocidos a Apple, tras el infame “Celebgate“.