Mantener un corazón saludable es una cuestión muy debatida. Todos concuerdan en que la dieta y el ejercicio son cruciales pero las características ideales y sus relaciones siguen siendo un misterio. Algunos expertos recomiendan evitar las grasas de los lácteos, otros defienden las grasas y un consumo bajo de carbohidratos. El impacto de niveles altos de inflamación en las cardiopatías se discute. Casi nadie se pone de acuerdo sobre cuánto (o qué tipo) de ejercicio es óptimo.
Sin embargo, un estudio publicado en marzo en The Lancet señala la manera de resolver algunos de estos asuntos enfocándose en los chimanes, un grupo de cazadores y agricultores de subsistencia que viven en Bolivia, a lo largo de un afluente del río Amazonas.
Los antropólogos han aprendido mucho de la vida de los chimán desde que comenzaron a estudiarlos hace 15 años. Los hombres por lo general pasan más o menos siete horas al día cazando, pescando o impulsando sus canoas con varas hacia los pueblos para vender y conseguir comida. Las mujeres pasan casi el mismo tiempo recolectando nueces y cosechando arroz, maíz y plátanos. Tanto hombres como mujeres caminan cerca de 13 kilómetros o 17.000 pasos al día.
Su dieta es alta en carbohidratos: el 72 por ciento de sus calorías diarias vienen de almidones no procesados, el 14 por ciento de grasas saturadas y no saturadas y el 14 por ciento de proteínas. Muchos presentan infecciones frecuentes y muestran niveles elevados de inflamación.
Para el estudio de Lancet, los antropólogos hicieron equipo con cardiólogos que tomaron sangre de 705 hombres y mujeres chimán entre los 40 y los 94 años. Los investigadores también realizaron tomografías cardiacas, lo que les permitió calificar la presencia de arteriosclerosis, una enfermedad caracterizada por la acumulación de placa en las arterias de una persona. Una puntuación de cero básicamente significaba que la enfermedad no era detectable; de 1 a 99, niveles bajos, y de 400 o más niveles altos.
El 85 por ciento de los voluntarios tuvieron 0 y solo el 3 por ciento sobrepasó la puntuación de 99. Incluso entre los mayores de 75 años, solo el 8 por ciento tuvo una puntuación mayor a 99. Una sola persona tuvo más de 399 puntos.
Como grupo, los chimán tuvieron puntuaciones que obtienen menos de un quinto de las personas en Estados Unidos o Europa. Mostraron menos arteriosclerosis incluso que las mujeres japonesas, de las que antes se pensaba que tenían las arterias más saludables del mundo. En general, los chimán desarrollaron los primeros signos de arterosclerosis casi 25 años después que sus contrapartes en el mundo industrializado.
Las implicaciones de estos hallazgos son complejas, dice Hillard Kaplan, un antropólogo de la Universidad de Nuevo México en Albuquerque y coautor del estudio. Plantean preguntas sobre el efecto de las grasas y los carbohidratos en el corazón así como sobre los impactos cardiovasculares de la inflamación, la cual no contribuye de manera notable a la arteriosclerosis entre los chimán.
Sin embargo, Kaplan dice que el estudio indica lo esencial que es estar muy activo físicamente: los chimán estaban en movimiento constante casi todo el día. El futuro de los chimán puede decirnos más sobre los estilos de vida y los corazones. La modernidad está irrumpiendo en sus vidas.
Ahora, algunos usan canoas con motor que van golpeteando río arriba, en lugar de impulsarlas ellos mismos con varas. Kaplan planea continuar monitoreando a los voluntarios chimán.
En unos cuantos años, sus corazones podrían parecerse más a los nuestros.
Miguel Rosero, editor de la revista impresa y online Eventos En Red. Profesional de la comunicación y la tecnología.