La muerte siempre ha sido un misterio para todos, y, como buen misterio, son muchos los curiosos que quieren saber más sobre ello. Por eso, el recién estrenado documental de Netflix Sobreviviendo a la muerte es una serie interesante que explora estudios e historia personales sobre lo que hay después de la muerte.

Una de ellas es la de Stephanie Arnold, quien estuvo muerta durante 37 segundos tras dar a luz en 2013 a su segundo hijo, Jacob. La mujer asegura, además, que tuvo una premonición sobre ello cuando estaba en la semana número 20 de gestación, según informa Daily Star.

«Era muy difícil tratar de contar este presentimiento cuando no tenía algo tangible que mostrar», explicó. «Tenía la intensa sensación de que algo malo iba a suceder«, le dijo a su marido. Y parece que así fue.

Tras dar a luz, su corazón dejó de latir durante 37 segundos, por lo que oficialmente estuvo muerta. «Me llevaron en silla de ruedas a la habitación para dar vida a Jacob y me quitaron la mía», declaró. Segundos después de dar a luz por cesárea al pequeño, se desmayó y falleció.

«Todo se convirtió en una película en 3D y pude ver mi cuerpo desde el exterior», aseguró Stephanie Arlong en el documental. «Mi punto de vista estaba por encima de mi cuerpo y podía ver todo lo que pasaba en el quirófano«.

«Vi cuál fue la enfermera que saltó sobre mi pecho para hacerme la reanimación», explicó. «En esta otra dimensión, las relaciones espaciales se rompen. No hay techo ni paredes. Todo se mueve en muchas direcciones diferentes». Por ello, también contó que pudo ver a su hija mayor y a su madre esperando en otro lugar del hospital.

«Luego vi espíritus por todas partes: mi abuela, que había fallecido cuando tenía 10 años, también el hermano de mi madre«, aseguró. «Lo último que escuché fue a la doctora Julie Levitt diciendo ‘Esto no puede estar pasando'». Entonces, sintió un «tirón en el estómago» y volvió a su cuerpo.

Desgraciadamente, este incidente le provocó que tuviera que estar seis días en coma inducido por un fallo renal y después tuvo que volver a aprender a caminar y a hablar. Y, aunque sostiene que esto le produjo un gran vacío en su vida, el parto fue bien para Jacob y afortunadamente es feliz con sus dos hijos.

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