La La historia de Maria Butzki, madre de dos hijos, podría ser una más de las situaciones que se dan cada día. Cansada de la monotonía de su matrimonio decidió dejar a su marido para irse a vivir con su amante. Sin embargo, tras tomar la decisión y llevarla adelante, esta londinense se dio cuenta de que echaba mucho de menos al padre de sus dos niñas de 12 y 16 años. Según informa el diario británico «Mirror», después de darle muchas vueltas a la cabeza, Maria pensó que la única manera de sentirse plena era vivir con los dos hombres. Cuando les propuso la idea, extrañamente, los dos estuvieron de acuerdo. «Cuando de alejé de Paul (su marido) se abrió un enorme agujero en mi vida. Pero la idea de no volver a ver de nuevo Peter (su amante) era desgarrador. Así que vivir con los hombres es la única manera «. Peter y Paul tienen una relación excelente. En opinión de Paul, «Pedro es un gran tipo. Cuando María tuvo una aventura con él se me rompió en corazón, pero cuando le conocí me dí cuenta de que teníamos muchas cosas en común. Ambos adoramos la pesca y él es como un padre para las niñas».
Por su parte, Peter confiesa que «nos llevamos muy bien. No me siento como si estuviera compartiendo a Maria. No hay celos… es como si formáramos parte de un equipo». Después de tres años de idas y venidas, Maria les propuso hace un año que compartieran el mismo techo y ellos aceptaron. Peter duerme en el sofá, mientras que Paul tiene una habitación en la planta de arriba de la casa. María comparte una habitación con su hija mayor. Una de las cosas que Maria quiere dejar claro es que en ningún momento comparte la cama con sus dos hombres a la vez.
María y Paul se conocieron en el colegio cuando ambos tenían 15 años. Después de salir durante dos años, ella se quedó embarazada. Paul le propuso matrimonio y se casaron un mes después. Las cosas comenzaron a torcerse en 2006. Paul se quedó sin trabajo, la situación entre ambos se comenzó a complicar y se distanciaron mucho. «Aunque seguimos con nuestra vida -cocina, limpieza y cuidado de los niños- habíamos perdido nuestra intimidad y llevábamos una relación como si fuéramos hermanos», apunta Maria. En esa época, llegó un nuevo gerente a la empresa de la mujer: «Alguien nos presentó, nos sonreímos, y sentimos la química de inmediato. Hasta ese momento había estado felizmente casada durante 13 años y nunca me había planteado estar con otro hombre». Peter, que estaba casado, sintió lo mismo que Maria: «Fue como un rayo caído del cielo… amor a primera vista «, dice. Pronto comenzaron a verse en secreto. «Nos reuníamos en un bar para comer», recuerda María. «Un día me puso la mano en la pierna y todo mi cuerpo empezó a temblar de deseo. Yo sabía que estaba mal, pero pronto estábamos durmiendo juntos», confiesa.
Relación clandestina
Un año después, Paul descubrió en el teléfono de su mujer los mensajes que se intercambiaba con su amante. Ella consiguió convencerle de que sólo eran amigos, pero sólo unos meses después Peter dejó a su mujer y se mudó para estar más cerca de María. La relación continuó en la clandestinidad hasta que Maria explotó el día de San Valentín de 2010, dijo que ya no podía más confesó su relación con Peter y se fue a vivir con él. Paul y las niñas sufrieron un duro golpe: «Estaba conmocionado y triste. No podía creer que me había dejado», declara el marido traicionado.
Durante los meses posteriores, Paul y Maria se turnaban para tener a los niños, situación que a ella le rompía el corazón. Así, decidió que todos los días iría a casa de su marido para cuidar de los niños y luego se trasladaría a casa de su amante. Paul estaba muy dolido, pero prefirió anteponer los intereses de sus hijos a los suyos.
Poco a poco, la relación entre los dos hombres se fue suavizando e, incluso, empezaron a ir a pescar juntos. En un momento dado, Maria decidió que era mejor preparar la cena una vez y no dos como hasta ahora, y comenzaron a sentarse todos juntos a cenar: «Fue extraño, pero me di cuenta de que sentía en mi feliz cuando estábamos todos juntos y los niños también», revela Maria.
En noviembre de 2012, el contrato de alquiler del piso de Peter se exntinguió y se fue a vivir con un amigo. María, por su parte, volvió a la casa familiar: «Se suponía que era un arreglo temporal, pero echaba mucho de menos a Peter y era fantástico estar de vuelta con toda la familia.»
Propuesta aceptada
Cuando Pedro encontró otro piso, María decidió que era el momento de sentarse los dos hombres y ser honesta con ellos. «Le dije que los amaba a los dos y que no podía enfrentar la vida sin ninguno de ellos», dice. Ante su sorpresa, los dos hombres dijeron que la entendían. Según Pedro, «Paul y yo habíamos desarrollado un gran respeto por el otro. dejamos de vernos como rivales. Éramos amigos y nos preocupaban mucho los niños por lo que parecía natural vivir juntos».
La «familia y uno más» está buscando una casa en la que puedan vivir todos juntos. En la nueva casa no tendrán que hacer ningún tipo de arreglo para dormir. Cada uno de los hombres tendrá una habitación y ella pasará una noche con cada uno. «Soy muy afortunada de tener dos hombres maravillosos en mi vida», afirma
La idea les ha traido muchos disgustos porque, como es natural, muchos amigos y familiares no logran entender la situación: «Algunas personas se sorprenden, sobre todo porque tiene una idea equivocada y creen que formamos es una especie de trío,» lamenta Maria que, además, argumenta que «esta nueva situación tiene enormes beneficios. Por ejemplo, como Paul y yo salimos a trabajar temprano, y Peter es el encargado de llevar a las niñas al colegio. Económicamente también tiene sentido». Por difícil que parezca, la que a veces siente celos es la propia María: «A veces me quedo sola en casa y ellos se van de viaje durante un tiempo para pescar».
Miguel Rosero, editor de la revista impresa y online Eventos En Red. Profesional de la comunicación y la tecnología.